Un reciente estudio del Instituto Argentino del Petróleo y Gas (IAPG), asegura que las exportaciones de gas y petróleo podrán asegurar al Banco Central de la República Argentina un ingreso estable y prolongado de dólares por el desarrollo de los proyectos exportadores.
Ese bálsamo para las reservas locales, que enfrentan recurrentes situaciones de escasez, podría generarse a partir del 2030, cuando estén ejecutados los grandes proyectos de infraestructura que permitirán garantizar la evacuación de hidrocarburos.
Pero el propio análisis del IPAG pone en relieve los desafíos previos a enfrentar para lograr ese cometido.
La primera etapa de desarrollo de los campos productivos demanda divisas prioritariamente para la importación de equipos, con lo que el balance podría ser negativo en este lapso. Del mimo modo, la construcción de gasoductos y oleoductos requiere indefectiblemente de financiamiento internacional.
Aquellas posibilidades y estas exigencias muestran la ligazón necesaria que existe entre la evolución del sector y la situación macroeconómica, puesta en relieve por el citado estudio.
Según el Instituto, la energía puede ser una proveedora estable de divisas que mejoren el balance del Banco Central. Sin embargo, eso sólo es posible luego que se hayan sorteado con éxito las dificultades que impone una eventual escasez de divisas y un elevado riesgo país, que también impacta en las condiciones del crédito privado.